RESIDENCIA 01/21
Llevamos hasta la luna el fenómeno de las mujeres que viven dentro de sus coches en EEUU, consecuencia de la resaca del capitalismo y la romantización de la precariedad.
Día 0:
Presentación
Día 3:
Comisariando
con Helena del Campo
y Sergio Porras
Día 7:
Work in progress
con Diana Millán
Día 10:
Encuentro virtual
en Mozzilla Hubs
Texto comisarial
Para las nuevas generaciones establecerse en una vivienda estable y poder hacer frente a los prohibitivos alquileres de nuestros días son cometidos casi inalcanzables. La situación socio-económica ha hecho que la cotidianeidad del hogar deba adaptarse a nuevas necesidades: ahora no existe la permanencia, todo es movilidad. Se debe de almacenar todo lo que la habitabilidad comprende en un espacio ínfimo en relación con la reducida, o nula, cantidad de ingresos.
Residir en el núcleo metropolitano o huir a la periferia, pero siempre viviendo en una maleta. Cuando el ocio, el trabajo y el descanso residen e interactúan en el mismo espacio ya no sólo define un estilo de vivienda, sino a una generación entera.
Las grandes metrópolis, aquellas que ahora cuentan con más construcciones que con hogares realmente habitables, aquellas donde todo era posible, ya no cumplen sueños ni le hacen el día a día más fácil a las personas que viven en ellas.
De hecho, ocurre lo contrario: parece existir una respuesta de rechazo por parte de la ciudad hacia esa juventud ilusionada, pero sin fondos.
La ciberperformance “Yo también quiero vivir en Lavapiés” comprende el problema de muches y su interés por residir en la ciudad con un presupuesto precario.
El querer y no poder es una constante en la situación económica de la juventud española.
Muches han emigrado desde sus provincias a la capital para conseguir no solo esa gran oportunidad laboral sino también acceder a la vida estable que les habían prometido Sin embargo, son arrojados en choque contra la realidad: no solo aumenta el precio del alquiler sino también la crisis económica para la clase media-baja.
Cuando el único modo de sobrevivir es sumarse a ese no-respirar inherente al modus operandi impuesto por el capitalismo, sólo es posible hacerlo en la premura, en la rapidez.
El hoy no comprende la lentitud.
La juventud vive rápido, come rápido, trabaja rápido para que otra gente también lo haga rápido. El descanso se convierte también en privilegio de pocos. La única forma de escapar al exterior es a través de las pantallas, aquellas que además nos permiten todos los juegos del hacer-ver y el hacer-parecer.
La emergencia hacia una adaptación forzada, con filtros y máscaras, puede parecer estética e incluso convertirse en moda.
Así, la romantización de la precariedad nos ha llevado a la normalización de un malestar general donde la depresión, la ansiedad y la inseguridad económica y emocional están a la orden del día en el sector joven de la población.
“C/, Nº 0” expone el desemboque dañino de esta afluencia de problemas hechas tendencia: la gente joven se está desgastando, física y psicológicamente.
Diana Millán recolecta así distintos sentimientos, experiencias y modos de vivir que ejemplifican la resaca del capitalismo en aquelles que demuestran que no toda forma de habitar, trendy y occidental, es suficiente.